Derechos Humanos


La revista “The Economist” contiene, en su número del 27 de septiembre, 2008, un extenso análisis sobre la situación de Corea del Norte (y lo contrasta con Corea del Sur, un país capitalista democrático).

La revista anota que es casi imposible obtener información sobre la situación al interior de Corea del Norte, dado que su gobierno ha llevado la paranoia y la represión a niveles inusitados (por ello es conocido como el “reino ermitaño”). Pero destaca una reciente investigación basada en una encuesta a 1.300 refugiados en China. Según dicho estudio:

* 23 % de los hombres y 37 % de las mujeres afirman que algún miembro de su familia ha muerto por hambre.
* Más de un cuarto informan que han sido arrestados, y entre aquellos que fueron detenidos por motivos políticos (una décima de la muestra), el 90 % atestiguó casos de privación del alimento, el 60 % observó muertes por golpes o torturas, y el 27 % presenció muertes por golpes o torturas, otro 27 % presenció ejecuciones.

Otro estudio anotaba que cerca del 40 % de los refugiados sufrían de un estrés post-traumático, y entre ellos los más perturbados fueron aquellos que habían sido encarcelados por el régimen, o aquellos que vieron a sus familiares morirse de hambre.

Dicho impacto psicológico también es elevado entre los entrevistados que sabían que existían programas internacionales para ayudar por la hambruna, pero que pensaban que ellos no se habían beneficiado de tal ayuda. Corea del Norte pasó por una hambruna (1995-98) en la cual se estima que fallecieron más de un millón de personas. Una proporción de los entrevistados nunca había escuchado de tales programas internacionales de ayuda, y de entre quienes lo habían escuchado, el 96 % pensaba que no se habían beneficiado de ellos (asumían que las Fuerzas Armadas se habían apropiado de la ayuda alimentaria).

Uno de cada 20 personas pertenece a las Fuerzas Armadas, y uno de cada 40 ha sido encarcelado. El gobierno ha clasificado a la mitad de la población como hostil a su ideología. Los teléfonos móviles e Internet han sido prohibidos (excepto para la élite), y las estaciones de radio y televisión solo pueden recibir las estaciones estatales.

La economía de Corea del Norte se ha colapsado, dado que no disponen de combustible y otros insumos para poder producir, por lo cual los administradores de las fábricas han recurrido a vender todos los equipos y plantas.

80 % de los entrevistados considera que “cualquier cosa se puede comprar con dinero” en el mercado negro: pertenencias personales, legumbres cultivadas en los patios de las casas, grano que supuestamente lo debería distribuir el Estado, productos electrónicos, pasaportes, sexo, etc.

El impacto de la desnutrición prolongada ha llevado que la estatura promedio de los hombres sea 8 cm. menor en Corea del Norte que en Corea del Sur. La diferencia en la expectativa de vida es de 12 años. El PIB per cápita estimado en Corea del Norte es de $1.118, comparado con $19.751 en Corea del Sur. El comercio exterior de Corea del Norte suma $ 5.200 millones, mientras que el de Corea del Sur alcanza $ 719.900 millones.

El artículo concluye señalando que Corea del Norte ya no es el Estado estalinista despiadado que era, sino una “pequeña tiranía corrupta y mezquina”.

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