Río Amarillo


El río nace en la elevada meseta de Tíbet y Qinghai, en los montes Kunlu, concretamente en el Tsinghai, a unos 4.500 msnm . Tras drenar la zona, atraviesa las provincias chinas de Qinghai y Gansu, desplazándose luego hacia el norte, al desierto de Ordos, en la Región Autónoma de Mongolia Interior. De allí su curso se desplaza al sur, entrando en Shanxi y marcando la frontera entre esta provincia y la vecina Shaanxi, hasta entrar en Henan y finalmente en Shandong. Desemboca formando un gran delta en el denominado mar de Bohai, golfo situado en el norte del mar Amarillo, en la costa oriental de China.

Son sus principales afluentes el Fen Chueo y el Wei-Ho.

El descubrimiento


En el descubrimiento del Hombre de Pekín intervinieron dos factores: la fábula y el azar. Los habitantes de la zona vendían a los extranjeros toda suerte de dientes, pretendiendo que eran dientes de dragón - esta es la fábula - y el azar se presentó cuando uno de estos dientes fue a dar a manos de un científico sueco, quien, al estudiarlo, lo reconoció como perteneciente a un mamífero extinto.

Se pesquisó el origen de ese diente y se estableció que provenía de una cueva de Pekín. Las investigaciones comenzaron en 1921. De acuerdo con el relato posterior de Otto Zdansky, que trabajaba para el geólogo Johan Anderson, un habitante de la zona llevó a los arqueólogos hasta lo que hoy en día se conoce como la Colina del Hueso del Dragón, un lugar lleno de huesos fosilizados. Zdansky comenzó su propia excavación y finalmente encontró huesos que parecían molares humanos. En 1926 los llevó a la Facultad de Medicina de Pekín, donde el anatomista Davidson Black los analizó. Posteriormente, publicaría su descubrimiento en la revista Nature. Los primeros especímenes de Homo erectus habían sido encontrados en Java en 1891 por Eugène Dubois. El hombre de Java fue inicialmente bautizado como Pithecanthropus erectus pero más tarde fue transferido al género Homo.

La Fundación Rockefeller accedió a patrocinar los trabajos en Zhoukodian. Hacia 1929, los arqueólogos chinos Yang Zhongjian y Pei Wenzhong, y posteriormente Jia Lanpo, se hicieron cargo de la excavación. Durante los siguientes siete años desenterraron fósiles de más de cuarenta especímenes de adultos, jóvenes y niños, incluyendo seis bóvedas craneanas casi completas. Se cree que el lugar era un sitio de enterramiento. El paleontólogo Pierre Teilhard de Chardin y el antropólogo Franz Weidenreich también participaron en los descubrimientos.

Arte para la representación y la colectividad


Junto a la delicadeza estética de los materiales señalados, pensados para disfrute particular y en algunos casos también como símbolo de posición social, existieron otras formas de entender el arte.

La escultura en piedra y la arquitectura en madera fueron los cauces a través de los cuales la sociedad se manifestó como colectividad profundamente jerarquizada.

La escultura en piedra se inició como majestuosa y representativa decoración de los caminos funerarios de las tumbas imperiales en la Dinastía Han. Grandes animales reales y mitológicos, representación de los estamentos sociales -letrados, militares, extranjeros, etc.- fueron los temas elegidos para dignificar el poder.

Por ello es un arte anónimo, creación de talleres colectivos, en donde la piedra se tallaba monolíticamente en cuanto material y concepto. De todo ello son muestra las esculturas que flanquean el camino de los espíritus de las dinastías Han, Tang y especialmente las Tumbas Ming, así como la escultura representativa de los palacios imperiales.

Pero la escultura tuvo también fines religiosos ligados a la difusión del budismo en China. Las grutas de Yungang, Longmen y Dunhuang, muestran el trabajo en piedra, ladrillo y estuco, que dio forma al panteón budista. En ellos se aprecia la influencia extranjera y su transformación o adaptación al gusto y estética chinos, como una de las mayores aportaciones de los intercambios producidos en la Ruta de la Seda.

La arquitectura palaciega, funeraria, religiosa y civil, partió de simples sistemas de construcción y distribución espacial, haciéndose principalmente eco de su carácter de representatividad.

Por ello, tampoco fue considerada como un arte creativo sino como una labor de artesanos, especialmente carpinteros y decoradores, donde no tenían cabida innovaciones en el diseño o en la técnica de construcción.

Entre los ejemplos más significativos de la arquitectura china se encuentran los palacios -Ciudad Prohibida, Palacio de Veracruz, Chengde-, y los templos -Templo del Cielo, Pagoda de la Oca salvaje-, en los que se aprecia la imbricación de todas los materiales artísticos y su doble función artística y representativa.

El gusto por los materiales en el arte chino


Junto a este sentido conceptual de las obras plásticas y literarias, el arte chino se ha recreado a lo largo de su historia en los materiales. Con ellos se han creado objetos para los ritos (bronce, jade, cerámica), objetos diseñados para embellecer la vida cotidiana (cerámica, laca, seda, madera) y grandes obras destinadas a perpetuar un sistema social tanto en el presente como en las vidas posteriores (escultura, arquitectura, cerámica).

Algunos de estos materiales mencionados se desarrollaron de una manera casi única en un contexto histórico determinado, mientras que otros se adoptaron a nuevos usos y formas. Así observamos que el bronce y el jade son característicos de las dinastías Shang y Zhou, ligados siempre al ritual y a la representación social.

La laca y la seda coinciden en asociarse con el momento histórico de expansión política y cultural del imperio chino durante la dinastía Han (206 a. C.- 220 d.C.), siendo también los primeros materiales sobre los que se diseña pensando únicamente en la belleza del objeto y no en su uso ritual.

A partir del reinado de Qin Shi Huang (220-206 a. C.) la cerámica, cuyas primeras formas aparecieron en el Neolítico sirviendo en muchos casos de referencia a las formas en bronce, adquiere un mayor valor al realizarse con ella la reproducción del gran ejército imperial con el que el emperador quiso proteger bajo tierra su mausoleo.

A partir de entonces, la cerámica (arcilla, terracota, gres y porcelana) se vuelve, gracias a la capacidad de organización laboral de los centros alfareros, las innovaciones técnicas y la habilidad de los artesanos en el material más versátil y polisemántico de todos.

Desde la sencillez del barro cocido y pintado el alfarero chino ha sido capaz mediante la aplicación de vidriados y técnicas decorativas y el control de la cocción una inmensa variedad formal y tipológica, capaz de satisfacer todos los gustos y necesidades.

Los ajuares funerarios impulsaron el desarrollo cerámico al demandar la reproducción en cerámica de los bienes y personas que habían acompañado al difunto.

La carestía de otros materiales (bronce, jade), hizo que a través de los barnices se intentará buscar los efectos cromáticos y plásticos de otros materiales. Así el barniz de óxido de hierro tratado en atmósfera reductora, producía una gama cromática del verde-oliva al azul lavanda con la que se pretendía imitar el aspecto del jade. Esta técnica decorativa conocida en China desde la Dinastía Han perduró hasta el siglo XX, siendo rebautizado el color verde de estas piezas por los europeos con el nombre de celadón.

Las piezas en cerámica funerarias encontraron en la Dinastía Tang su mejor expresión con la aplicación, mediante inmersión y goteo, de tres colores o sancai.

En la Dinastía Song, se transformaron totalmente los usos y las formas de la cerámica. El conocimiento desde el siglo X del caolín -ingrediente necesario para conseguir la porcelana- junto con el desarrollo económico de esta dinastía y la búsqueda de una mayor exquisitez en el diseño de los objetos cotidianos por parte de la clase letrada, permitió la aparición de nuevos tipos cerámicos. Así se diferenciaban los productos destinados a uso imperial, frente aquellos solicitados por los letrados, los comerciantes y las comunidades monásticas.

El cambio del siglo XIII se vio reflejado en el campo artístico en su industrialización y su distribución en el exterior del país. El tipo cerámico azul y blanco, es el más característico de esta transformación, siendo sinónimo de él el nuevo repertorio iconográfico y el paulatino cambio en su distribución y concepción espacial que afectaría a todos los materiales.

La última dinastía mostró al mundo un gusto por la ornamentación, la exuberancia técnica y el alarde formal, en una variedad de formas y materiales, que reflejaban el nuevo gusto y estética de la Dinastía Manchú.

Religión


Según una encuesta realizada en 2007 por la East China Normal University, se declaran religiosos el 31,4% de los chinos mayores de 16 años: unos 300 millones de personas, de los cuales 40 millones son cristianos, y hay pruebas de que la cifra va en aumento. En 1949 la población católica en China era de 3 a 4 millones. Hoy, el Centro De Estudios Espíritu Santo de Hong Kong estima que es de 12 millones. El fervor por el cristianismo no implica una ruptura con la tradición. En China las religiones occidentales aceptan aspectos de la cultura local, incluida la veneración por los antepasados.

En el 2005, la Asociación Americana de Ayuda a China (CAA) estrenó su primer informe anual sobre la situación de las religiones en China para exponer la persecución a las iglesias en esa región. Bob Fu, presidente de CAA, dijo a La Gran Época que debido a estadísticas incompletas, en el 2007 los números representan solamente una pequeña parte de los cristianos perseguidos por el régimen chino.

Incluso con datos incompletos, las estadísticas indican una tendencia clara de la creciente persecución a las iglesias familiares.

De acuerdo con el informe de CAA, la persecución a los cristianos fue documentada en al menos 18 provincias y un municipio. Se registraron 60 casos en el 2007, que es un 30 por ciento más que en el 2006. El número de víctimas en 2007 aumentó a 788 personas, un 18 por ciento más. Además del número récord de 17 casos de abuso físico, el número de personas arrestadas ascendió a 693.

Además, al menos 84 misioneros extranjeros fueron arrestados, interrogados, deportados o recibieron otras formas de persecución. La grave persecución a la Iglesia ha crecido hasta un dramático 68,6 por ciento desde 2006.

De acuerdo con Fu, el régimen chino ejecutó su persecución hacia los cristianos de manera particular. Fu reveló que primero se concentran en los líderes de las iglesias, especialmente aquellos que son considerablemente estimados. En segundo lugar, la persecución a cristianos occidentales en China ha alcanzado el máximo punto, siendo la supresión más grande a partidarios religiosos chinos desde 1954.

La intensidad de la persecución ha repercutido en muchos países, incluyendo Estados Unidos, Corea del Sur, Israel, Singapur, Australia, Nueva Zelanda, etc. Además, el régimen chino también incrementó la censura de publicaciones religiosas. Por ejemplo, Hong Zhou de Turkistán Oriental todavía está encarcelado ilegalmente por aceptar una copia de la Biblia.

Liao Tianqi, el editor del centro de información de China en Estados Unidos, dice que mientras la constitución de China estipula que las personas tienen libertad religiosa, en realidad, el régimen solamente permite que existan solo las organizaciones religiosas aprobadas por el estado.

“Tenemos datos que confirman que los fieles religiosos en China alcanzaron varios decenas de millones –explicó Liao– y debido a que muchos fieles no reconocen a la iglesia aprobada por el partido, ha provocado la aparición de supuestas familias e iglesias clandestinas una tras otra en toda China. El régimen es irracional e ilógico en sofocar a estas iglesias simplemente porque los considera medios de influir en la opinión pública y desafiar su poder”.

De acuerdo con Liao, un profesor de derecho y cristiano devoto de Washington que fue a China con su esposa para hacer trabajo misionero, fue acosado y arrestado por ayudar a iglesias establecidas en diferentes hogares de la región. Según indicó Liao el hombre “fue condenado por la ‘Conducción de actividades religiosas ilegales’ y luego deportado”.

Cultura


La gran extensión territorial de la República Popular China tiene como consecuencia la presencia en el Estado actual de una gran diversidad cultural. Tras la fundación de la República Popular en 1949, se adoptó una política oficial de reconocimiento de minorías culturales, basada fundamentalmente en el criterio lingüístico, de acuerdo con la cual en la actualidad se reconoce de manera oficial la existencia de 56 grupos étnicos en China.[7]

Esta diversidad cultural se manifiesta de manera especial en las zonas periféricas del oeste de China. Así, en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang gran parte de la población profesa el islam y se hablan lenguas de raíz túrquica como el uigur, el kazajo y el kirguís. Al sur de Xinjiang, se encuentra la Región Autónoma del Tíbet, en la que se habla la lengua tibetana y se profesa el budismo en su forma lamaísta. La cultura tibetana se extiende más allá de la actual región autónoma, ocupando también la provincia de Qinghai y partes occidentales de las provincias de Sichuan y Yunnan. Al norte, en la Región Autónoma de Mongolia Interior, se habla el idioma mongol, y predomina también el budismo lamaísta en combinación con el chamanismo tradicional mongol. En el sur de China, existen numerosos grupos étnicos con reconocimiento oficial que hablan lenguas similares a otras del sudeste asiático como el birmano o el tai. Entre estos grupos destacan los hablantes del idioma zhuang, la minoría étnica más numerosa en China, que da nombre a la Región Autónoma Zhuang de Guangxi.

El principal grupo étnico y cultural del actual Estado chino lo constituyen los llamados "chinos han", el grupo humano generalmente designado como "chinos". Los chinos han representan más del 95% de la población actual del país y ocupan tradicionalmente toda la zona central y septentrional del territorio. En las últimas décadas, la emigración interna ha hecho también que los han se hayan convertido en mayoritarios en muchas de las zonas tradicionalmente no han, como Mongolia Interior, especialmente en los grandes núcleos urbanos.

La cultura han tiene como rasgo de identidad destacado la lengua china, que tiene sus raíces en las primeras inscripciones de la época de la dinastía Shang, en el II milenio a. de C. En la época de la dinastía Zhou, en el I milenio a. de C. se consolida la forma escrita de la lengua: el chino clásico, que será la base de la lengua culta o literaria hasta comienzos del siglo XX. La unidad de la lengua china a lo largo de un periodo tan extenso se debe precisamente al uso de una forma escrita única: la escritura china, basada en varios miles de signos gráficos o caracteres que representan las sílabas, por lo general palabras o morfemas, del idioma.
Precisamente en esa lengua clásica de la época Zhou se escribieron los grandes textos del pensamiento chino antiguo, como las Analectas de Confucio, el Libro de Mencio o el Libro de Zhuangzi. Estos y otros textos recogen las ideas morales y religiosas que han influido en el desarrollo de la sociedad china hasta la actualidad. El confucianismo ha sido, en este sentido, la doctrina ética hegemónica en la sociedad china hasta el siglo XX. Además del confucianismo, existieron otras corriente filosóficas, como el legismo, que dejarían su impronta en los modelos políticos y sociales adoptados por las sucesivas dinastías imperiales chinas. Junto a estas doctrinas de tipo social y ético, aunque no teológico, las creencias religiosas tradicionales chinas suelen agruparse bajo el nombre de taoísmo. La llegada posterior del budismo a China, de origen indio, añade nuevos elementos religiosos a la sociedad tadicional china. El budismo, como religión de origen extranjero, vivió épocas alternativas de respaldo oficial y de persecución a lo largo de los siglos. Sin embargo, en la actualidad las tradiciones budista y taoísta han acabado fusionándose y los chinos con creencias religiosas participan de ambas tradiciones.

En la época contemporánea, la moral tradicional confuciana fue criticada con dureza por el Partido Comunista de China, especialmente bajo el liderazgo de Mao Zedong y de manera particularmente intensa, durante la Revolución Cultural, entre 1966 y 1976. Esto se debía a la visión del confucianismo como un tipo de pensamiento feudal, incompatible con el comunismo. En las sociedades de Hong Kong y Macao, como en Taiwán, se mantuvo el papel predominante del confucianismo como modelo ético. A partir de las reformas de Deng Xiaoping, comenzó a resurgir el interés por la figura de Confucio y el pensamiento tradicional chino.

Los movimientos reformistas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, que alcanzaron su punto máximo en el Movimiento del Cuatro de Mayo de 1919, supusieron cambios importantes en la cultura tradicional china, en especial en el ámbito de la lengua. Frente al uso del chino clásico como lengua culta, el movimiento reformista defendió la adopción de una norma culta basada en la lengua hablada. El gobierno de la República de China primero y el de la República Popular después promocionaron la forma pekinesa del chino mandarín como "lengua nacional" (guóyǔ, 國語), en la terminología nacionalista del gobierno republicano del Kuomintang, o "habla común" (pǔtōnghuà, 普通話), en la terminología comunista utilizada desde la proclamación de la República Popular. Además de la adopción del pǔtōnghuà, la República Popular China llevó a cabo otros dos grandes proyectos de reforma lingüística: la adopción del pinyin como sistema de transcripción y representación fonética oficial del chino y la simplificación de los caracteres chinos. Esta última reforma es una de las más controvertidas, dado el valor cultural y emocional asociado tradicionalmente al sistema de escritura. En Hong Kong y Macao, como en Taiwán, continúa usándose la forma tradicional de los caracteres chinos.

En el plano artístico, en China han tenido gran importancia histórica la pintura, en especial la representación de paisajes, la caligrafía, y la poesía como género literario. La edad de oro de la poesía china fue la época de la dinastía Tang, cuando vivieron los poetas principales de la tradición china, como Li Bai, Du Fu, Bai Juyi o Wang Wei. En las artes escénicas, que cobran importancia a partir de la dinastía Yuan, destacan las representaciones cantadas, como la Ópera de Pekín. Entre las novelas tradicionales chinas, destaca el Sueño del Pabellón Rojo, de Cao Xueqin, generalmente considerada la obra cumbre de la narrativa en chino. Durante el siglo XX, el movimiento reformista impulsó un cambio en el estilo del lenguaje empleado y en las propias formas narrativas empleadas. Los autores chinos más representativos de este periodo son Lu Xun, Ba Jin, Shen Congwen y Eileen Chang, entre otros.

Demografía


Con una población de 1.300 millones habitantes (6 de enero de 2004), es el país más poblado de la Tierra.

La República Popular se considera a sí misma una nación multiétnica, con 56 grupos reconocidos. El 91% son de etnia han. Sin embargo, en una gran parte del territorio, en particular en el oeste, predominan otras etnias.

En un intento de limitar su población, ha adoptado una política que limita las familias urbanas a un sólo niño y las rurales a dos cuando el primero es niña. Debido a que los niños son considerados económicamente más útiles en las áreas rurales, existe un alto índice de abortos femeninos en busca de asegurar que el segundo niño sea varón. Esto da como resultado una proporción entre sexos de 119 niños nacidos por 100 niñas. Esto ha llevado a las autoridades a enfatizar la importancia de la mujer, y ha llegado a prohibir la utilización de métodos médicos para predecir el sexo del feto y penar severamente el aborto selectivo de niñas. Además, el Estado ha emprendido recientemente reformas en su política de planificación familiar suavizando el control de la natalidad e incentivando económicamente a las familias que tengan dos niñas.

La política de planificación familiar china ha recibido tanto críticas como bendiciones por parte de los organismos internacionales. La ONU estima en alrededor de 200 millones la desviación demográfica a la baja producida debido a esta política, lo que ha posibilitado el despegue económico del país.

Con un incremento de unos 10 millones de habitantes anuales, se estima que en el 2043 tendrá unos 1.550 millones de pobladores, y que la población se estancará en torno a esta cifra.

Economía


Tras el final de la Guerra Civil China, el Gobierno de la nueva República Popular, bajo la dirección del Partido Comunista de China, comenzó a aplicar una serie de reformas económicas de carácter socialista, tales como la nacionalización de las empresas privadas y la colectivización de la agricultura. Los dirigentes chinos apostaron en un primer momento por el modelo soviético de desarrollo, apoyado en un pacto de cooperación económica con la Unión Soviética, que se reflejaría en el Primer Plan Quinquenal, de marcada influencia soviética, y que se desarrolló entre los años 1953 y 1957.

Tras el Primer Plan Quinquenal, el líder chino Mao Zedong decidió alejarse del modelo soviético y apostar por una movilización masiva de la población con el objetivo de elevar el desarrollo industrial de China hasta los niveles de los países más industrializados. Las medidas económicas alentadas por el presidente Mao en el marco de esta campaña, que sería conocida como el Gran Salto Adelante, resultarían un fracaso y en 1958 los dirigentes comunistas chinos empezaron a dar marcha atrás, paralizando y revirtiendo las políticas adoptadas en este periodo. Al mismo tiempo que las políticas económicas del Gran Salto eran abandonadas, las relaciones entre China y su aliado soviético derivaron en un conflicto abierto, que dejó al régimen chino aún más aislado en la esfera internacional. Las políticas económicas pasarían a un segundo plano debido al intenso conflicto ideológico en el seno del Partido, que se manifestaría en la Gran Revolución Cultural Proletaria, periodo durante el cual muchos líderes del Partido fueron apartados del poder.
Tras la muerte de Mao y el encarcelamiento de la Banda de los Cuatro, el grupo de seguidores de Mao a quienes se atribuyó toda la responsabilidad de los errores de la Revolución Cultural, el dirigente histórico del Partido Deng Xiaoping acabaría haciéndose con el poder e impulsando una serie de reformas económicas que supusieron el abandono de muchas de las políticas de nacionalización y colectivización que habían caracterizado la época maoísta. Aunque el Estado conservaba su función planificadora, bajo la dirección del Partido Comunista, se comenzó a fomentar la creación de empresas privadas, a la vez que se alentaba la entrada de capital extranjero, necesario para financiar el desarrollo de infraestructuras y de una base industrial que en ese momento, finales de los años 70, era aún muy pobre.
A partir de 1979 se aceleraron las reformas económicas de tipo capitalista, aunque manteniendo la retórica de estilo comunista. El sistema de comunas fue desmantelado progresivamente y los campesinos empezaron a tener más libertad para administrar las tierras que cultivaban y vender sus productos en los mercados. Al mismo tiempo, la economía china se abría al exterior.

Las reformas económicas contribuyeron a un crecimiento económico muy intenso a lo largo de los años 80. Tras la intervención del Ejército en las protestas de la Plaza de Tian'anmen de 1989, las sanciones internacionales y la incertidumbre sobre la situación política del país frenaron de manera drástica el crecimiento económico. Sin embargo, a partir de 1992, Deng Xiaoping dio el respaldo definitivo a las reformas económicas, con su famosa inspección del sur, el viaje en el que visitó las zonas de mayor crecimiento económico del delta del Río de las Perlas y de Shanghai. Tras la confirmación de que la política económica mantenía la orientación reformista y de apertura de los mercados chinos al exterior, la economía alcanzó tasas de crecimiento económico sin precedentes. En ese año de 1992 el crecimiento del producto interior bruto alcanzó el 14,2% manteniéndose en torno al 10% durante los años siguientes, hasta la actualidad.[2]

Las reformas en la política económica auspiciada desde el gobierno, para fomentar la inversión extranjera, determinó la creación de zonas económicas especiales en la zona costera, donde se concentró el desarrollo industrial proveyendo el Estado grandes inversiones en instalaciones, servicios públicos y creando centros habitacionales para trabajadores, convirtiendo a China en la mayor potencia manufacturera del mundo, sobre todo en el sector de la producción de electrodomésticos y textiles debido al bajo coste de la mano de obra, cuyo salario en las regiones industriales ronda los 70 euros mensuales. De hecho, se calcula que aproximadamente un 25% de todos los bienes manufacturados del mundo se produce en China.

Un factor determinante en el desarrollo ha sido el trato de nación más favorecida en los tratados comerciales entre China y Estados Unidos de América, los cuales permiten el ingreso de las manufacturas chinas a través de las aduanas como si estas fueran fabricadas en territorio norteamericano.

Geografía


El país es el cuarto más grande del mundo en superficie total, y el tercero más grande en superficie terrestre. Dada su extensión, contiene como es natural una gran variedad de paisajes y zonas climáticas. En el este, a lo largo de la costa del mar Amarillo y del mar de China Oriental, hay llanuras aluviales densamente pobladas. La zona costera del mar de China Meridional es más montañosa y en el sur de China prevalece una orografía de colinas y pequeñas cordilleras. En la zona centro del este están los deltas de los dos mayores ríos: el Amarillo y el Yangzi. Otros ríos importantes son el Río de las Perlas, el Mekong, Brahmaputra, el Amur, el Huai He y el Xi Jiang.

Al oeste, predominan las grandes cordilleras, sobre todo el Himalaya, que alcanza su mayor altura en el Monte Everest, y altiplanicies que caracterizan la mayor parte de un paisaje árido con desiertos como el Takla-Makan y el Gobi. Debido a la sequía y a prácticas agrícolas perjudiciales, las tormentas de arena se han convertido en habituales en la primavera. La expansión del desierto del Gobi es la causa principal de estas tormentas que afectan al noreste chino así como a Corea y Japón.

Organización territorial


La República Popular China se subdivide en un primer nivel en 33 entidades administrativas locales: 22 provincias (23 si se incluye Taiwán), cinco regiones autónomas, cuatro municipalidades bajo administración directa del Gobierno central y dos regiones administrativas especiales.

La división administrativa más común es la provincia. Las cinco regiones autónomas están asociadas con las cinco minorías étnicas mayoritarias en el país: los tibetanos, los uigures, los mongoles, los hui y los zhuang. Las áreas metropolitanas de las cuatro ciudades de Pekín, Tianjin, Shanghai y Chongqing tienen un rango similar al provincial, constituyendo las llamadas municipalidades bajo administración directa del Gobierno central. Por último, las antiguas colonias europeas de Hong Kong y Macao mantienen una gran autonomía como regiones administrativas especiales, conservando su propio sistema económico y judicial, además de muchas características propias de estados independientes, como su propia moneda, dominio de Internet, prefijo telefónico, bandera, etc. La República Popular China considera también a Taiwán como una provincia más, aunque en la práctica la isla es independiente, y se encuentra bajo la soberanía del régimen de la República de China, Estado reconocido de manera oficial por sólo 23 países del mundo que no reconocen a la República Popular China (véase Estatus político de Taiwán).

A continuación se listan las provincias, regiones autónomas, municipalidades y regiones administrativas especiales de la República Popular China, junto a los nombres chinos en caracteres simplificados.

Política


La estructura de poder en la República Popular China se apoya en tres ámbitos fundamentales: el Partido, y, subordinados a éste, el Ejército y el Estado. La jefatura del Estado corresponde al presidente de la República Popular China, mientras que el líder del Partido es su secretario general y el líder del Ejército Popular de Liberación es el Presidente de la Comisión Militar Central. En la actualidad, estos tres cargos están ocupados por un mismo hombre, Hu Jintao, tal como había ocurrido con su antecesor Jiang Zemin. Esta tendencia a nombrar a una misma persona para los tres cargos pretende evitar las luchas por el poder que esta estructura tricéfala ha provocado en el pasado. De hecho, una de las luchas por el poder más intensas de la historia de la República Popular se produjo en los años 1960 cuando Mao Zedong, como líder del Partido, desplazó del poder al jefe de Estado Liu Shaoqi, lo cual dejaría vacante el puesto de presidente de la República Popular hasta los años 1980.

Bajo la autoridad del presidente, se encuentra el Consejo de Estado de la República Popular China, el órgano de Gobierno. A la cabeza de este Gobierno se encuentra el primer ministro, en la actualidad Wen Jiabao, que encabeza un gabinete con un número variable de viceprimeros ministros, cuatro en la actualidad, además de numerosos ministerios. Mientras que la Presidencia y el Consejo de Estado conforman el poder ejecutivo, el máximo órgano legislativo de la República Popular China es la Asamblea Popular Nacional, parlamento formado por más de tres mil delegados, que se reúne una vez al año.

En la República Popular China no existe un poder judicial independiente. Si bien desde finales de los años 1970 ha habido intentos de desarrollar un sistema legal eficaz basado en gran medida en el sistema de derecho continental europeo, el poder judicial permanece subordinado a la autoridad del Partido. La excepción a este sistema se encuentra en los territorios de Hong Kong y Macao, donde se mantienen los sistemas jurídicos de origen británico y portugués, respectivamente.

Junto al Partido Comunista de China, la República Popular permite las actividades de otros ocho partidos políticos. Sin embargo, estos partidos deben aceptar la autoridad del Partido Comunista y desempeñan un papel meramente consultivo y simbólico. A pesar de las presiones de grupos de activistas por el pluripartidismo en Hong Kong y en las comunidades chinas en el extranjero, los líderes del Partido Comunista siempre se han resistido a aceptar introducir elementos característicos de la democracia pluripartidista. Desde los años 1980, existen elecciones en ámbitos locales, en las que se elige a los jefes de las aldeas. Este tipo de elecciones ha sido extendido recientemente a barriadas urbanas, y hay también elecciones para las asambleas populares del Partido de los ámbitos locales de términos municipales y distritos. Con todo, el sistema de designación de candidatos, que por lo general depende del Partido, hace que sean muchas las voces críticas con este sistema electoral. En Hong Kong y Macao, por su parte, se celebran elecciones legislativas, pero sólo para elegir a un tercio de los miembros de los consejos legislativos de estas dos regiones administrativas especiales.

Historia


El territorio actual chino ha estado poblado desde tiempos muy antiguos. Destaca entre los pobladores remotos del país el hombre de Pekín, del cual se encontró un cráneo y que los arqueólogos consideran que vivió dentro del norte de la actual China hace unos 500.000 años. Además de épocas más recientes se han logrado múltiples hallazgos de restos de culturas prehistóricas. Una de las zonas con más vestigios de presencia humana antigua en China es el valle del Río Amarillo, donde apareció la primera cultura histórica china: La dinastía Shang (siglo XVII a. C. - siglo XI a. C.). A esta dinastía, conocida sobre todo por los descubrimientos arqueológicos del siglo XX, le seguirá la dinastía Zhou (siglo XI a. C. - 256 a. C.). Durante el periodo Zhou aparecen las escuelas de pensamiento chino antiguas, representadas por pensadores como Confucio, Mencio, Laozi o Zhuangzi.
En 221 a. C. Qin Shi Huang unifica el norte de China y se proclama a sí mismo "primer emperador". El emperador Qin adopta medidas de unificación política y cultural de repercusiones enormes para el futuro de China. Al poco después de su muerte se funda la dinastía Han (206 a. C. - 220), otra de las grandes dinastías chinas.

Tras la dinastía Han se sucederán periodos de unión y de desunión marcados por la caída y ascenso de nuevas dinastías. Entre las más importantes de éstas están la dinastía Tang (618 - 907), que en sus momentos iniciales marcó un momento de esplendor cultural, la dinastía Yuan (1206 - 1368), fundada por los mongoles tras invadir China, y las dos últimas dinastías, Ming (1368 - 1644) y Qing (1616 - 1911), esta última de origen manchú.

El levantamiento de Wuchang el 10 de octubre de 1911 desencadena el final de la China imperial. El revolucionario Sun Yat-sen, fundador del partido nacionalista Kuomintang, vuelve a China para proclamar la República de China, pero se verá obligado a ceder la presidencia a Yuan Shikai, quien depone definitivamente al último emperador. El periodo republicano se caracterizó por la debilidad del poder central, primero en Pekín, y después en Nanjing, donde el sucesor de Sun Yat-sen al frente del Kuomintang, Chiang Kai-shek, establece la capital de la República en 1927. Las invasiones japonesas, primero de Manchuria y después de gran parte del resto de China, mantendrán al país dividido hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Tras la derrota japonesa se reanudó el enfrentamiento entre el Gobierno del Kuomintang y el Partido Comunista de China, desatándose una guerra civil que acabaría en 1949 con la victoria de los comunistas en el continente. El 1 de octubre de ese año, el líder comunista Mao Zedong proclamó la República Popular China. El Gobierno de Chiang Kai-shek se tuvo que refugiar en la isla de Taiwán, única parte del país, junto a algunas islas pequeñas, que quedaría, hasta la actualidad, fuera del control del gobierno comunista.

Bajo la dirección de Mao, China, tras una breve etapa de recuperación, vivió momentos de grandes convulsiones sociales con campañas de masas de corte ideológico, como el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural.

Tras la muerte de Mao en 1976, el país estuvo dirigido brevemente por Hua Guofeng, político poco conocido y con escasos apoyos, que acabaría cediendo el poder a partir de 1978 a Deng Xiaoping, el nuevo líder máximo del país. La época de Deng estuvo marcada por las reformas estructurales que provocaron un intenso crecimiento económico que ha continuado hasta la actualidad. A Deng Xiaoping lo sucedieron en el poder sucesivamente Jiang Zemin y Hu Jintao, actual Presidente de la República Popular China.

Nombre


El nombre español "China", similar en la mayoría de las lenguas europeas, parece haber llegado a Europa desde el sur de Asia y, aunque no hay evidencias concluyentes, podría proceder del nombre de la dinastía Qin, la primera dinastía imperial. En la antigüedad, se utilizó también el nombre Catay, que tiene su origen en el pueblo altaico kitán, que fundó la Dinastía Liao en el siglo X. Éste es el nombre con que se llamaba a China en los relatos medievales europeos, como los "Viajes de Marco Polo". El nombre "Catay", en ligeras variantes, pervive aún como nombre habitual de China en algunas lenguas como el ruso y el mongol. En el siglo XVII, el misionero jesuita portugués Bento de Goes demostraría que la "China" visitada por los misioneros europeos era el mismo país que el "Catay" de Marco Polo.

República Popular China


La República Popular China (chino simplificado: 中华人民共和国, chino tradicional: 中華人民共和國, pinyin: Zhōnghuá Rénmín Gònghéguó) es un Estado situado en el este de Asia, el más poblado del mundo con más de 1.300 millones de habitantes, y el cuarto más grande en cuanto a extensión territorial, tras Rusia, Canadá y los Estados Unidos.[1]

China es, junto con Rusia, el país con más fronteras terrestres del mundo, ya que tiene fronteras con 14 países: Afganistán, Bután, Birmania, India, Kazajistán, Kirguistán, Laos, Mongolia, Nepal, Corea del Norte, Pakistán, Rusia, Tayikistán y Vietnam.

Las ciudades más importantes son Pekín, Shanghái y Hong Kong.